viernes, 11 de marzo de 2011

La Buena Suerte


Víctor y David son dos amigos que se reencuentran después de más de 50 años. Hablan sobre cómo les ha ido la vida: David se marchó del barrio que compartía con Víctor, porque su familia recibió una importante herencia y una fábrica textil. Cuando sus padres murieron él se quedó con la empresa, pero tuvo mala suerte y la cerró. Por su parte, Víctor, tenía una familia pobre y muy humilde. Cuando era pequeño muchas veces no tenían para cenar. Víctor empezó a trabajar muy pronto lavando coches,  después trabajó en varios hotel de botones hasta que se dio cuenta de que podía tener suerte si se lo proponía. Compró un pequeño taller que fabricaba bolsos de piel. Él había visto todo tipo de bolsos de piel que le gustaba a la alta sociedad por los hoteles en los que había trabajado. Al principio se ocupaba tanto de fabricarlos como de salir a venderlos. Más tarde, viajó por muchos países vendiendo los bolsos. Así la empresa fue creciendo. 

Primera Regla de la Buena Suerte: “La suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de ti. La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre.”

Ante esto, David piensa que simplemente su amigo ha tenido mucha suerte y que él no ha tenido tanta suerte. Sin embargo, Víctor le cuenta una fábula para explicarle a su amigo la diferencia entre la Suerte y la Buena Suerte.
“ Merlín convoca a todos los caballeros del castillo y los propone un reto. En el Bosque Encantado nacerá en 7 días el Trébol Mágico de cuatro hojas, el trébol de la suerte ilimitada. Pero la mayoría de los caballeros del castillo desisten, porque es un reto casi imposible. Sólo dos caballeros: Nott, en su caballo negro y Sid, en su caballo blanco. Ambos se marchan al Bosque Encantado para encontrar dicho Trébol.

Segunda Regla de la Buena Suerte: “Muchos son los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella.”

Nott piensa que el Gnomo del Bosque debe saber dónde nacerá el trébol con lo que va a preguntarle. El Gnomo se burla de Nott diciendo que no hay ningún trébol en el Bosque y que es imposible que nazca ninguno en 7 días. Nott se marcha decepcionado y pensando que quizás Merlín les hubiese engañado.
Más tarde, Sid va en busca del Gnomo del Bosque y le pregunta por el trébol. El Gnomo vuelve a reírse y le dice que es imposible que haya ningún trébol. Entonces Sid le pregunta: ¿por qué? Y el Gnomo le dice que el trébol no puede crecer en el Bosque porque necesita tierra fresca y nueva.  Sid va en busca de tierra fresca y nueva y hace una pequeña parcela en una parte del Bosque.

Tercera Regla de la Buena Suerte: “Si ahora no tienes Buena Suerte tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias.”

El cuarto día, Nott fue a ver a la Dama del Lago. Supuso que ella sabría si podía nacer algún trébol. La Dama del Lago, al principio se enfadó con Nott, porque iba a despertar a sus nenúfares al preguntar. El problema era que los nenúfares duermen por el día, mientras la Dama del Lago vela por sus sueños y cantan por la noche con lo que no puede dormir. Es la única manera que se vacíe un poco el lago y no haya demasiada agua. Pero la Dama del Lago después se rió de Nott, porque no podía crecer ningún trébol en el Bosque Encantado. Así que, Nott enfadado y decepcionado, se marchó.
Más tarde, Sid fue  a ver a la Dama del Lago y ésta también le contó a Sid el problema que tenía con sus nenúfares y le dijo que no podía nacer ningún trébol. Entonces Sid preguntó: ¿por qué? Y la Dama del Lago le dijo que un trébol necesita agua para crecer. Entonces Sid se le ocurrió una idea: construyó un riachuelo que salía del lago y pasaba por la pequeña parcela que había construido con tierra nueva. Así la Dama del Lago le estuvo muy agradecida.

Cuarta Regla de la Buena Suerte: “Preparar circunstancias para la Buena Suerte no significa buscar sólo el propio beneficio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae a la Buena Suerte.”

Al día siguiente, Nott fue a preguntarle a la Secuoya, la Reina de los Árboles. Ella hizo le dijo lo mismo que los demás. Nott ya empezó a pensar Merlín se inventó lo del trébol.
Más tarde, Sid fue a preguntarle también a la Secuoya. Le contestó lo mismo que a Nott. Entonces Sid preguntó: ¿por qué no puede nacer ningún trébol en el bosque? Y la Secuoya le dice que un trébol necesita la luz del sol para poder crecer y que en ese bosque las ramas están tan unidas que impiden que la luz llegue al suelo. Así Sid, ese mismo día, cortó las ramas secas y dejó sitio para que entrara luz e incidiera en su pequeña parcela.

Quinta Regla de la Buena Suerte: “Si dejas para mañana la preparación de las circunstancias, la Buena Suerte quizás nunca llegue. Crear circunstancias requiere dar un primer paso… ¡Dalo hoy!”

Al sexto día, Nott fue a preguntarle a Ston, la Madre de las Piedras, pero igual que los demás. Por su parte, Sidya no sabía qué hacer, qué le faltaba. Ni siquiera sabía si era en esa parcela donde nacería el trébol. Pero fué a Ston y le preguntó: ¿por qué no puede nacer un trébol en el bosque? Y Ston le dijo que un trébol de 3 hojas sí puede nacer en un lugar con piedras, pero un trébol de 4 hojas no. Entonces Sid limpió su pequeña parcela de todas las piedras que había.

Sexta Regla de la Buena Suerte: “Aun bajo las circunstancias aparentemente necesarias, a veces la Buena Suerte no llega. Busca en los pequeños detalles circunstancias aparentemente innecesarias, pero ¡imprescindibles!”

En la última noche Nott recibió la visita de una bruja. Esta le dijo que Merlín le había engañado y que ella sabía dónde nacería el trébol, pero a cambio Nott debía matar a Merlín. Nott aceptó y la bruja le dijo que el trébol nacería en los jardines del castillo. Nott se fue del bosque hacia el castillo a por el trébol y a matar a Melín.
Cuando Nott ya se había marchado, la bruja fue a ver a Sid y también le intentó convencer con un pacto. Pero Sid no accedió y siguió durmiendo al lado de su parcela.

Séptima Regla de la Buena Suerte: “A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se dedican a crear circunstancias, el azar no les preocupa.”

Octava Regla de de Buena Suerte: “Nadie puede vender suerte. La Buena Suerte no se vende. Desconfía de los vendedores de suerte.”

A la mañana siguiente, Sid estuvo esperando, pero en la parcela no aparecía ningún trébol. Empezó a sentir algo de tristeza, pero siguió esperando. Entonces se levantó un viento muy fuerte y empezaron a llover semillas de tréboles de 4 hojas por todas partes, por el bosque, el castillo, etc. Después de unos minutos dejaron de llover estas semillas y se confundían con el suelo, todas salvo las que habían caído en la parcela de Sid que tenía tierra nueva, agua y estaban libres de piedras. Sólo esas se convirtieron en Tréboles Mágicos, de suerte ilimitada.

Novena Regla de la Buena Suerte: “Cuando hayas creado todas las circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la Buena Suerte llegue, confía.”

Décima Regla de la Buena Suerte: “Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias a la oportunidad. Pero la oportunidad no es cuestión de suerte o azar, siempre está ahí. Por tanto, crear Buena Suerte únicamente consiste en crear circunstancias.”

Nott lleno de ira fue a buscar a Merlín por los jardines del castillo. Cuando llegó vio a Merlín y el jardín cubierto con losas. Nott le preguntó a Merlín por las losas y Merlín le dijo que era la única forma de que no le matara, demostrándole que el trébol había nacido en el Bosque Encantado y no en los jardines del castillo. Nott asumió su error y se marchó desolado.
Por su parte, Sid fue a buscar a Merlín para mostrarle el trébol y darle las gracias. Y Merlín le dijo: Tú decidiste no confiar en la casualidad para encontrar el trébol y preferiste crear las circunstancias para que él viniera a ti. Tú decidiste ser la causa de tu buena suerte.”

El nuevo origen de la Buena Suerte: “Dado de crear Buena Suerte es crear circunstancias… La Buena Suerte solamente depende de ti. A partir de hoy tú también puedes crear Buena Suerte”

Así David reconoce que lleva tiempo buscando a su viejo amigo Víctor y comprende que él ha buscado las circunstancias para ese reencuentro. Al final también comprende, que ha conocido la fábula de la Buena Suerte, no porque su amigo se la haya contado, si no porque él la ha buscado.

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